"¡Saca pecho! Tienes que ser espiritual, divertido, original, brilla, seduce, y a fuerza de talento hazte pasar por lo que no eres. Ya verás como te gusta. Es embriagador. Así que lo intenté. Un desastre. Ni la más mínima disposición. ¿Yo espiritual? ¿Brillante yo? ¡Un inútil más bien! ¡Completamente inútil! No hay forma de disimularlo. Cuando abría la boca y me dejaba llevar aventurando un pensamiento, yo era el primero que se aburría. Bostezaba. Me iba de mí mismo. Ocupé el lugar que me convenía. me dediqué a sufrir y a alimentarme de mi vergüenza. Mi doble vergüenza. Haber matado en mí al poeta y ser un hombre ordinario. Con la única circunstancia atenuante de que yo tenía el coraje, la honradez de reconocerlo."
Pierre MInet,
La derrota.
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